Sé el responsable de tu felicidad

En muchas ocasiones nos sentimos desdichados, que nuestra rutina está vacía. Adoptamos el papel de víctima  pensando que compadeciéndonos de nosotros mismos podemos conseguir mejorar nuestra vida. Y nada más lejos de la realidad.

La vida no se construye con lamentos, quejas y llantos. La vida se construye con esfuerzo, pero también con ilusión e intensidad. Cuando tenemos que madrugar, maldecimos al despertador y estamos deseando que vuelva  llegar la noche para poder volver a descansar. Nos olvidamos que durante ese día que no estamos deseando, se nos pasarán las horas a ojos cerrados sin poder captar lo mejor de cada jornada. Nos podemos haber perdido la sonrisa de alguien, una atención amable, un paisaje de fotografía o simplemente un momento de relax para disfrutar.
Estar triste y deprimido es un círculo vicioso del que cuesta salir si no le ponemos empeño a estar alegres. Se construye una barrera que no dejará pasar ni el más mínimo amago de felicidad. Este círculo se hace fuerte con el tiempo, pero aquí viene la buena noticia: no es indestructible. Podemos romper el mal hábito y escoger ser alegres. 
No propongo un cambio radical, propongo que seamos críticos ante nuestros pensamientos negativos y destructivos, y nuestras actitudes viciadas. Despertar y descubrir por qué no soy feliz. Una vez lo detectes, tendrás que ser valiente y afrontar que tú puedes cambiar y decidir si quieres ser feliz. No hay más que eso… una elección.
Sé el responsable de tu felicidad

La felicidad es una elección personal, ¡elige ser feliz!

Ahora bien, no te frustres ni te castigues. Es un proceso lento, pero con muchos resultados perceptibles. Sin duda, descubrirás aquello que te hace sentir bien e irás a por ello. Deja atrás los dramas, las baladas tristes, quedarte en casa viendo la tele siempre que tienes un rato libre… Si no te vale de nada quejarte, no lo hagas. Si te hablan de crisis o lo mal que está la vida, hazte el sordo y piensa en tu paisaje favorito. Si no te apetece hacer algo, no lo hagas. Ponte un objetivo: planificar tu vida entorno al disfrute, que las responsabilidades no sean tu único objetivo del día. Deja atrás aquello que no aporta nada a tu felicidad. Sé práctico y elige.